Una reflexión más sobre las pruebas de impresión

Artículo de © Jacinto Sardinero
Recientemente he incorporado esta pieza a mi colección. Cuando encontramos alguna de estas piezas que no aparecen en los diversos catálogos especializados existentes, la primera pregunta que nos asalta es: ¿Dónde está el resto del pliego?
Sabemos que la emisión de 1930 del Descubrimiento de América fue impresa en pliegos dobles de 25 ejemplares unidos por un interpanel, por lo tanto sería lógico pensar que tiene que haber un mínimo de 50 ejemplares, cantidad razonable como para haber pasado desapercibidas todo este tiempo.

El posible origen de estas piezas debe buscarse en los fondos de la imprenta Waterlow & Sons Ltd. Decía Eduardo Navarro Salvador en su artículo de la revista Madrid Filatélico de septiembre de 1930 que:
“Entre las múltiples demandas que recibió el Gobierno de España para conmemorar y dejar perpetuo recuerdo de la grandiosa Exposición Ibero-Americana, de Sevilla, encontró como la idea más acertada la de emitir unos sellos que, a Ia par que ese grato recuerdo de la pujanza de nuestra raza y de nuestra civilización en ambos hemisferios, subsanase un olvido filatélico de nuestra nación.”
Pero la realidad es mucho menos romántica y más prosaica, la serie de “El descubrimiento de América” responden a una iniciativa privada, la Real Orden del Ministerio de Hacienda de fecha 23 de abril de 1930 en la que se establecen las normas de creación de la emisión nos revela los detalles del origen de esta:
“Vista la instancia en que don Herminio Alvarez Miaja, concesionario por la Junta del Museo Naval, de la exclusiva para la ejecución y venta de toda clase de fotografías y modelos artísticos de la "Carabela Santa María", solicita que se le autorice para hacer una tirada extraordinaria de sellos de correos que se expenderían durante la semana de clausura de la Exposición Iberoamericana de Sevilla.Resultando que en el escrito se alega, en apoyo de la petición, que la concesión de exclusiva para la ejecución y venta de toda clase de fotografías y modelos artísticos de la "Carabela Santa María" otorgada al dicente por la Junta del Museo Naval, fue condicionada por la entrega de 10.000 pesetas y de otras 5.000 al fondear la Carabela en Sevilla, a más del 10 por 100 del importe de la venta; que en cumplimiento de sus obligaciones hizo una gran tirada de reproducciones gráficas, construyó varios modelos de la Carabela y estableció contratos para la toma de películas; que incumplido el contrato por el Museo Naval, puesto que se autorizó por el Ministerio de Marina a todos los operadores cinematográficos y fotógrafos para que tomasen cuantas vistas y pruebas quisieran, sufrieron grave daño los intereses del solicitante, sin que sus reclamaciones hayan conseguido ningún resultado; que en vista de ello y de la inutilidad de entablar recurso contencioso-administrativo porque la resolución que en él recayese habría de ser dictada después de la clausura de la Exposición Iberoamericana, considera que la única oportunidad para resarcirse de los gastos hechos sería la que ofrece la semana de clausura de la Exposición, lográndolo por medio de la tirada de sellos que solicita, los cuales reproducirán las imágenes de Cristóbal Colón y sus principales acompañantes, y algunos momentos históricos del viaje, desembarco y colonización…”.
Y lo justifica:
"Considerando que es costumbre generalizada en todos los países la de conmemorar hechos históricos por medio de emisiones especiales de sellos de franqueo, y que ninguno tan glorioso en la historia patria como el del descubrimiento, conquista y colonización de América, y, por lo tanto, tan digno de ser difundido por medio de signos de franqueo que han de tener amplia circulación; que en lo solicitado no alienta la idea de lucro, sino el legítimo afán de resarcirse de gastos, y, finalmente, que el Estado puede prestar ayuda a la realización de este lícito deseo sin dispendio alguno por su parte.”
Certificado CEM

Esta emisión fue realizada por la imprenta londinense siguiendo las directrices de Manuel Gálvez, amigo y socio de Herminio Alvarez Miaja, de esta manera además de los 36 sellos recogidos en tres emisiones de correo ordinario y dos de correo aéreo para Europa y América, la casa impresora realizó toda una serie de modificaciones tanto en los colores como en los dentados y distintas prueba de impresión dando lugar a una gran cantidad de variaciones y pruebas a las que Gálvez tuvo acceso exclusivo y que posteriormente comercializó y recogió en las distintas ediciones de su catálogo.
Pero la sorpresa surgió a finales de la década de los años 60 del siglo pasado cuando tras la quiebra y posterior venta de la imprenta Waterlow & Sons, salieron a la luz los fondos que la empresa conservaba de sellos y billetes de todo el mundo.
Waterlow & Sons guardaba copia de todos sus trabajos así como una gran cantidad de material surgido durante las distintas fases del proceso de impresión.
Una vez revisadas las pruebas Waterlow inutilizaba este material mediante un sistema de perforación de los pliegos. En el material rescatado de los archivos de la imprenta aparecieron muchos pliegos inutilizados con este sistema de perforación que posteriormente fueron comercializados pero también se han podido encontrar algunas de estas piezas de las que ni Manuel Gálvez, autentico diseñador de la emisión, llegó a tener conocimiento y que hoy pueden considerarse piezas únicas.
Comentando la existencia de estos ensayos y pruebas de impresión con uno de los más respetables coleccionistas actuales y miembro de la Real Academia de Filatelia e Historia Postal, calificó todo este material como “papelote”: Productos de desecho en el proceso de impresión.
No seré yo quien lleve la contraria a tan docto amigo, pero considero que estamos ante auténticas “prueba de impresión” mucho más filatélicas que aquellas que unas y otras administraciones de correos ponen en circulación periódicamente cada año con un único propósito especulativo.

1 comentario:

Paco Piniella dijo...

Totalmente de acuerdo con Jacinto sobre el valor de estas piezas.