Los regalos inesperados de la Filatelia

Artículo ©Marcela Díaz-Cabal
Buscando material para mi colección cervantina, encontré en eBay un entero postal que me venía perfecto para ilustrar la influencia del Quijote en las artes visuales. Se trataba de un entero postal ruso en el que aparecía la imagen de una estatuilla de hierro con la figura de don Quijote.  La imagen me intrigó por lo alejado que me parecía el arte ruso de los iconos hispanos, aunque sabía bien de la influencia que había ejercido la obra de Cervantes en literatos rusos como Turgénev, Tolstoi, Dostoievsky.  Llevada por la curiosidad decidí investigar su procedencia.

Descubrí que la estatua original había sido fabricada en la planta de Kasli, en un pueblo  de Cheliábinsk en los Urales, muy famosa a mediados del siglo XIX por su producción de piezas de hierro fundido.  El secreto se encontraba en la calidad del hierro,  en el uso de carbón vegetal para la fundición, en el pulido y en la gran habilidad de los artesanos.  Al ser muy baratas, pero de igual calidad que las de bronce, bastante más caras, no solamente los nobles, sino la gente común pudo adquirirlas para la decoración de interiores. Aunque en sus inicios los pedidos fueron especialmente militares, en la planta de Kasli se llegaron a producir objetos de todo tipo: ollas, calderos, ceniceros, pisapapeles, tinteros, candelabros…
Sus esculturas se hicieron famosas por la luminosidad y la suavidad de la superficie moldeada, así como por la destreza artística de los artesanos.  Las mejores piezas de la planta de Kasli fueron hechas de los modelos originales de muy reconocidos escultores rusos y europeos.  En 1860 la planta recibió el máximo galardón: la Medalla de Oro de la Sociedad Libre Económica. Continuó acumulando premios en los siguientes años en las exhibiciones mundiales de París, Viena, Filadelfia, Copenhagen, Estocolmo y para 1900, nuevamente en París.  Muchas de las esculturas artísticas y figuras de Moscú y de San Petersburgo, incluso el mobiliario en hierro del Palacio de Invierno fueron producidos en la fábrica de Kasli.
Hoy, la fábrica cuenta con más de 800 modelos solamente para la fundición artística, sin contar los otros 400 que conserva para fines arquitectónicos y demás. Por otra parte, la fundición de Kasli sigue utilizando las tecnologías antiguas.  Para la creación de una escultura  primero se realiza un boceto, luego viene el modelado, la fundición y el cincelado; por último, se recubre con una mezcla de hollín y barniz que le da a las esculturas “su característico tono negro aterciopelado”.
Pero lo sorprendente de la filatelia no es solo el conocimiento que nos aporta, sino las satisfacciones más personales e inesperadas que podemos encontrar en el camino.  La pequeña escultura en hierro del Quijote, 8 pulgadas apenas, seguía intrigándome.  Ahora tenía mayor interés en adquirir el entero postal. Pero la suerte me deparaba otra sorpresa: por esas cosas inexplicables del destino, al realizar la búsqueda de la tarjeta en un círculo más amplio que solo la de las estampillas, para mi asombro, además del entero apareció a la venta una estatuilla del Quijote de Kasli. Una versión moderna, claro está; nada “vintage” porque seguro que las antiguas deben andar por la estratosfera, pero ni qué decir que me enamoré de la pieza, tan similar a la del entero postal y aunque no soy realmente coleccionista de quijotes, este Quijote en particular, que llegó de Rusia a mis manos apenas ayer, es más que especial. ¡Hermoso! Y todo se lo debo a la filatelia.
Rusia y la antigua URSS
emitieron muchas emisiones dedicadas a Cervantes

Nota: La información sobre la fábrica de Kasli y sus esculturas se encuentran en Wikipedia y en la página en español de Russia Beyond the Headlines (es.rbth.com).

2 comentarios:

Paco Piniella dijo...

La filatelia es cultura, amistad y muchas más cosas que la gente piensa.

Cristina Martín San Roque dijo...

La filatelia es cultura y nos permite aprender muchas cosas. Saludos